Hoguera San Juan Vicálvaro asociacionismo. vecinal

OPINIÓN: En Vicálvaro queremos azúcar en el café

Dicen que cualquier tiempo pasado es mejor. No tengo claro que esto siempre sea así, pero sí tengo claro que de un tiempo a esta parte hay un claro peligro en lo que a retroceder en derechos se refiere. 

Quizá sea un romántico, o idealice épocas pasadas de lucha vecinal y conciencia de clase, o quizá no, quien sabe. El caso es que en lo que al Distrito se refiere, una densa y negra mancha se expande bajo el paraguas de la ultraderecha, una ultraderecha que ansía con fervor ya no solo el regreso del nacional catolicismo más rancio sino que ya habla sin tapujos de deportar migrantes o ilegalizar partidos, nada más y nada menos.

Como decía más arriba, en Vicálvaro la última muestra de este mal se ha traducido en la propuesta de Vox de quitarse del medio a la Asociación Vecinal en lo referente a la organización de la Hoguera de San Juan que organiza desde hace 48 años. Estos señoros, propietarios y valedores por derecho de la patria y sus tradiciones, se han debido sentir incómodos con que la Asociación Vecinal pida la paz en el mundo a través de su hoguera reivindicativa. Pero debe ser que tampoco les agrada que se reivindique la Sanidad Pública y Universal (esto último ya queda claro en la red social “X” donde uno de sus seguidores dice abiertamente que no debe ser Universal) o la educación pública. Dicho de otra manera, debe ser que quieren la guerra y la privatización de todo lo público. 

Pero, ¡ay amigos!, cuánto cuesta decir esto en público, ¿verdad? Para decir eso ya hay que ser valiente y tener pocos escrúpulos. Quizá lo segundo lo cumplan, pero lo primero no. Y la razón es sencilla, y es que el fascismo y la extrema derecha, si acaso no son lo mismo pero son primos hermanos, siempre se ha caracterizado por imponer su pensamiento a base de fuerza, censura y mentiras, nunca con argumentos (recordemos la célebre frase de “venceréis pero no convenceréis”) que puedan ser sujetos de debate desde diferentes posturas.

Ante esta propuesta, cargada de censura y odio por el que piensa diferente, el pleno en su conjunto, obviamente sin contar a los representantes de este Grupo Municipal, votó en contra, por lo que la Asociación Vecinal seguirá organizando su hoguera reivindicativa de San Juan, pero a pesar de esto el regusto no deja de ser amargo, y es que es inevitable pensar que el Grupo Municipal Popular votó en contra no tanto por convencimiento sino por estética, pues abrir la puerta a la censura de la ultra derecha sería asomarse a un precipicio muy peligroso para un partido que dice defender la libertad de expresión. Bueno, ¡qué carajo!, como dice su admirado Milei, un partido que defiende todas las libertades, pero siempre a la madrileña.

Creo y creeré en Vicálvaro como distrito combativo, plural, defensor de derechos y libertades (las de todos, no solo las de unos pocos). Un distrito con un fuerte tejido vecinal y asociativo, pero donde no podemos bajar la guardia ni un segundo. Como diría Tierno Galván, debemos estar “al loro” si queremos seguir teniendo azúcar en el café, entendiendo por azúcar hogueras reivindicativas, cabalgatas participativas y no privatizadas con motivos tan propios de esa festividad como barcos piratas, pruebas deportivas populares o concursos donde todo gire en torno a la cultura, pero a la cultura plural o diversa, no aquella que pase la tan deseada censura de unos pocos.Y seamos críticos y conscientes, si ellos quieren quitar el azúcar de nuestras vidas no es por despolitizar eventos como ellos defienden o porque todo sea aséptico y neutral. Si ellos quieren quitar el azúcar de nuestras vidas es para que el pueblo no se planteé qué hay más allá, que no reflexione sobre por qué mueren niños en Gaza o por qué si tienes un niño en edad de primaria en El Cañaveral solo puedes escolarizarle en su barrio pagando un concertado. Sin espíritu crítico y capacidad de reflexión el pueblo pierde toda su capacidad analítica y por ende su fuerza como colectivo, y es eso lo que debemos evitar, porque entonces estaremos no sólo perdidos, sino en manos de aquellos que solo saben odiar, y Vicálvaro no es terreno de odio, sino todo lo contrario. Sigamos demostrándolo día a día. Queremos azúcar en nuestras vidas.

Firmado: Santana Rubalcaba